Como en los arrestos hollywoodenses, en el periodismo amarillista todo lo que digas puede ser usado en tu contra. Cuba es víctima recurrente de esa mala leche mediática, que acecha cualquier fisura para inocular su cizaña contra la Revolución y quienes defienden su derecho a existir soberanamente.
El último capítulo de este infame sainete propagandístico se ceba en el justo rechazo de los intelectuales cubanos al conato de exhumación de un pasado que, más que gris, resultó negro para la cultura nacional y la propia Revolución.
La reaparición pública de los antiguos dirigentes Luis Pavón Tamayo y Jorge "Papito" Serquera indignó a quienes padecieron en carne propia o escucharon luego sobre los (t)errores del período conocido como "quinquenio gris", sin dudas la Edad Media del proceso revolucionario.
Serquera reapareció nada menos que en la Meca de la frivolidad televisiva en Cuba, el show de Alfredito Rodríguez, cuyo patético mesianismo es, lamentablemente, alabado y seguido por legiones de espectadores que de seguro ignoran las barbaridades del "buen Papito" como presidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión, hará unos 30 años.
Por suerte son menos quienes prestan atención al programa Impronta, que dedicó una insólita apología al diz que poeta, otrora director del Consejo Nacional de Cultura, que burocratizó la creación artística durante la etapa recordada como el Pavonato.
Como toda obra fundacional, la Revolución cometió errores en su fase de arraigo, cuando su prioridad consistía en afianzarse y cerrar cualquier rajadura que amenazara su proyecto social. Pero de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, y en nombre del socialismo se cometieron no pocas injusticias por entonces.
Tampoco podía pedírsele ilustración a aquellos "barbudos" que bajaron de la Sierra Maestra con los mismos prejuicios con que subieron: para ellos, los artistas no eran más que plumíferos veleidosos, pusilánimes amanerados que nada tenían que hacer en una Revolución tan macha como esta. Si hasta suena a corrido mexicano...
Tal visión mandaba al carajo a Martí, Mella, Villena, Pablo, Roa, Carpentier y todos los intelectuales cubanos que desempeñaron un role medular en los momentos cruciales de las luchas por nuestra independencia y nacionalidad.
Además, ello contradecía la posición al respecto de Fidel Castro, cuando formuló en sus célebres palabras a los intelectuales una frase esclarecedora, aunque muchas veces malinterpretada: "dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada".
Lo cierto es que sobrevino un período de represión que le costó al país varios de sus más brillantes talentos. Algunos murieron amargados en el olvido, y otros huyeron de tanto extremismo oportunista. Sin embargo, la mayoría permaneció en Cuba, cuya cultura sufría mientras una epidemia de "kitch" y "realismo socialista".
Precisamente esos fieles, reivindicados por la Historia y una Revolución más culta y madura, reaccionaron airados a la insólita resurrección de Pavón y Serguera. Al parecer temen que tales espectros sean preludio de un retorno al Medioevo, y se han movilizado para atajar tan inadmisible retroceso.
"Es mejor pasar por paranoico que por bobo, y adelantarse al palo. Ojalá que todo solo sea una casualidad", estima el prestigioso arquitecto Mario Coyula en uno de los muchos mensajes que suscriben figuras destacadas de la intelectualidad cubana, entre ellas varios Premios Nacionales de Literatura, Edición y Música.
Como era de esperar, la prensa contraria a la Revolución esgrimió este descontento como punta de lanza para atacar al gobierno cubano, pero la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) emitió una declaración oficial que dejó bien claro de qué lado están los intelectuales cubanos.
A continuación reproduzco la declaración oficial de la UNEAC, y después proseguiré con la saga de la Mala leche mediática...
Declaración del Secretariado de la UNEAC
El Secretariado de la UNEAC comparte la justa indignación de un grupo de nuestros más importantes escritores y artistas como consecuencia de recientes emisiones de tres programas de la Televisión Cubana: Diálogo abierto, La diferencia y en particular Impronta. A partir de las mismas, se generó un intenso intercambio de opiniones.
Desde fuera de Cuba, algunos intervinieron con honestidad en la polémica; otros, trabajando obviamente al servicio del enemigo, han querido manipularla y sacar provecho de la situación creada. Quedarán definitivamente frustrados, una vez más, aquellos que pretenden ver en el debate entre revolucionarios posiciones ambiguas, fisuras u oportunidades para su agenda anexionista.
El pasado 9 de enero se convocó una reunión del Secretariado de la UNEAC con los creadores que habían participado inicialmente en ese intercambio para evaluar los hechos y consensuar una respuesta. La preocupación fundamental de los compañeros allí reunidos, consistía en que los mencionados programas pudieran responder a una intencionalidad y expresar una tendencia ajena a la política cultural que ha garantizado y garantiza nuestra unidad. Fue de la mayor importancia contar desde el primer momento con el más absoluto respaldo de la dirección del Partido.
El 12 de enero la Presidencia del ICRT nos ofreció una explicación detallada sobre los resultados iniciales de un análisis acerca de estos programas. Se puso de manifiesto que no respondían a una política del organismo y que en su gestación y realización se habían cometido graves errores. En la discusión, se hizo evidente la necesidad de trabajar de conjunto, el ICRT, la UNEAC y las instituciones culturales, en la promoción a través de los medios de obras y creadores que expresen las auténticas jerarquías intelectuales y artísticas de la cultura cubana.
No nos dividirán ni las torpezas ni los que quieren aprovecharse de ellas para dañar a la Revolución. La política cultural martiana, antidogmática, creadora y participativa, de Fidel y Raúl, fundada con "Palabras a los intelectuales ", es irreversible.
Secretariado de la UNEAC